Los corrales fueron las primeras representaciones teatrales de carácter profano que se realizaron después de la gran tradición griega y romana que se perdió hasta el nacimiento de este tipo de representaciones.
Los corrales de comedias se protagonizaban en el patio de casas o posadas. Un escenario improvisado se disponía en el fondo del patio y los tres lados restantes servían de galerías para el público más pudiente. Los otros espectadores veían el espectáculo de pie, en el patio a cielo abierto. Antes de finales del siglo XVI, no había edificios dedicados al teatro en España y por esa razón los autores y actores se veían obligados a representar en los patios sus obras.
Los arrendatarios alquilaban los corrales para las representaciones y se encargaban de localizar a los autores de comedias .El autor de comedias era una figura de suma importancia. Los arrendadores solían adelantar cierta cantidad de dinero al autor de escenográficos de la puesta en escena.
Igual que en la actualidad, los espectáculos teatrales se publicitaban. Para ello, la compañía realizaba una pegada de pasquines o carteles en sitios estratégicos como la puerta de los propios corrales o los postes de la Plaza Mayor u otros puntos igualmente concurridos. Las comedias tenían una duración de hasta tres horas.
Según la norma de implantada por Lope de Vega, el espectáculo empieza con una loa, un pequeño poema en el que el recitador se congracia con el público elogiando la belleza de la ciudad, al mismo tiempo que recita la introducción de la obra que se va a representar, presentando a los personajes y explicando su situación. La comedia en sí consta de tres jornadas (actos).
Entre el primer y el segundo acto, para distraer al público, mientras se cambian los decorados, se representa un entremés, pieza cómica de una media hora de duración, en la que intervienen a lo sumo dos o tres personajes y que suele tratar sobre temas de actualidad.
Tras la última jornada de la obra se puede rematar el espectáculo con otro entremés, aunque lo más frecuente es representar una jácara (representación parecida al entremés pero en la que los actores hacen el papel de pícaros o rufianes) o una mojiganca (desfile de personajes disfrazados grotescamente con motes colgados de sus espaldas).
La tensión dramática era un elemento muy importante a tener en cuenta ya que la reacción que se produce en el espectador ante los acontecimientos que están ocurriendo en la obra mostrara al autor el interés o la falta de él, manteniendo o no la atención y por lo tanto mostrando su opinión i crítica.
Aparecen acotaciones que son aclaraciones que el autor de la obra hace sobre cómo debe ser el decorado, cómo se tienen que mover los personajes, qué gestos deben hacer... Son orientaciones para clarificar la comprensión de la obra sin ser pronunciadas durante la representación.
El Corral de Comedias de Almagro fue uno de los corrales más famosos de la época. Es conocido por ser el único que aún sigue activo. Está situado en la Plaza Mayor de Almagro y fue construido por Leonardo de Oviedo. En su origen el corral de comedias ocupaba una superficie de 622 metros, algo más del doble de lo que conserva en la actualidad.
Durante la prohibición de los corales se convirtió en el Mesón de la Fruta, conociéndose como la Posada de las Comedias. En 1950 se encontró una baraja española pintada a mano fechada a principios del siglo XVIII y se supuso que en ese lugar existió un corral de comedias. Tras el proceso de expropiación y restauración se inauguró en 1952.
Los corrales fueron muy importantes para la difusión popular de la cultura y la literatura ya que permitía a la gente de los pueblos, no solo asistir a sus representaciones dado su asequible precio sino también por la lengua en que se representaba; en lengua profana, es decir la popular hablada por el pueblo, no en latín que es como se escribía anteriormente y que sólo permitía a las clases sociales altas y burguesas asistir a sus representaciones.
Al habilitar estas piezas en lenguaje popular hizo que las gentes de los pueblos de categorías inferiores empezasen a ir a estas representaciones y que no sólo de entretuviesen sino que también se culturizasen y empezaran a iniciarse en el mundo de la literatura, aunque fuese la teatral. Se puede decir que gracias a estas obras mucha gente humilde tuvo acceso a información y a cultura.
En consecuencia a la aparición de estas piezas pensadas para gentes de pueblo con poca educación y con aún menos recursos, se logró ampliar la cultura en la sociedad e introducir la literatura de la época a través de obras simples y entretenidas.